9/07/2005

Jóvenes y cultura digital?

Este blog ha sido creado para que discutamos ésta y otras tantas preguntas que se nos ocurran sobre la cultura digital y los/las jóvenes en Internet.

¿Se está creando una nueva cultura en torno al uso de dispositivos digitales de comunicación?

¿De qué manera participan los y las jóvenes en la creación de culturas digitales? El debate está abierto.

subjetividades juveniles, medios y cultura digital


Subjetividades juveniles en la cultura digital

… Tenía hecha la cabeza de material eléctrico.
No era tibio ni tierno ni cubierto de piel.
Era pura hojalata, aluminio, oropel.
Se quedaba tumbado con los ojos abiertos,
Muy quieto y muy callado, y ni vivo ni muerto.

(Chico robot, Tim Burton)

Como los chicos de Tim Burton. Así se suele mirar desde el mundo adulto a los jóvenes que viven “enchufados” a las tecnologías. Algunos los nombran como los autistas del Walkman (del discman, del ipod…) para otros son los bellos pero irresponsables jóvenes; para otros, configuran la más reciente tribu urbana: la tribu del pulgar (Rheingold).

Estas formas de nombrar entrañan por un lado una mirada poco comprensiva del mundo joven y por el otro un afán por nombrar lo que no ha sido rigurosamente estudiado. Dos miradas que van del sentido común del observador desprevenido a la del académico preocupado por designar, explicar una realidad cambiante, un mundo en ebullición.

Y es que estos “chicos robots” han mantenido siempre una fascinación tecnológica y una permanente relación con los medios, que no siempre se ha entendido desde la escuela o la familia. Esta fascinación se debe sumar a las habilidades tecnoperceptivas desarrolladas por ellos y ellas con los videojuegos. A la capacidad de lectura hipertextual, fragmentada, no lineal, fruto de la estética audiovisual de la fragmentación y la velocidad. A las habilidades para buscar información y establecer lazos sociales en instancias virtuales.

Esta metáfora del chico robot del cineasta de “El joven manos de tijera” (otro adolescente anómalo, rechazado, incomprendido) nos sirve como hipérbole para indagar por un escenario más cercano a la realidad de los universos culturales de las y los jóvenes. ¿Cómo están construyendo la subjetividad? ¿De dónde se forman sus nociones del mundo, sus imaginarios, sus formas de relacionarse consigo mismos y con los otros? ¿De qué se constituye entonces la subjetividad? del "estar juntos", desde luego, pero una copresencia no necesariamente face to face. Antes de adentrarnos en el terreno de las relaciones con las redes digitales, miremos sus interacciones con otros medios.

Indudablemente, la subjetividad de los y las jóvenes se viene formando en gran medida –no exclusivamente-, de los imaginarios que vienen de los medios, de los sueños de las divas y galanes: de las bodas de príncipes y plebeyas, de los parches de barrio, de la gallada del colegio, de la música. Del melodrama vallenato, por donde circula la épica amorosa criolla, la sensiblería y el mal gusto nacional: un osito dormilón te regalé (Binomio de Oro); olvídala mejor olvídala, arráncala de ti, que ya tiene otro amor / ven conmigo soñadora que si aquí en esta noche no hay luna mi luna eres tu…(Diomedez) ; yo quisiera que la tierra girara al revés para hacerme pequeño y volver a nacer y no tener que volver a extrañarte y en tu fotografia volver a mirarte… O por la champeta: quiero una chica quiero una “idial” quiero una mujer que sea muy especial quiero una dama que me sepa amar y por supuesto que se sepa “meniar” oye…

Se nutre también de la sensiblería de la telenovela encargada en buena hora, de la comedia criolla. Allí aprenden a conquistar y a hacer el amor a la plancha, a revivir la pasión de los gavilanes, donde todos quieren con Marylin.

También hay una subjetividad joven que se nutre del fatalismo machista de la música de despecho, por donde circula la tragedia criolla: solo tomando disipo mis penas con las copas llenas para divagar / pero en el mundo tu fuiste traidora la mancornadora de mi corazón / nadie es eterno en el mundo… / si algún día yo vuelvo a encontrarla le diré que por culpa de ella soy un hombre que no hace mas que beber / dame un trago de ron cantinero que por culpa de ella beberé para curarme en lo hondo una herida, que me ha dejado una ingrata perdida en lo más profundo de mi corazón / esta ansiedad me devora por ti pierdo la razón tu pintalabio encendido tu pintalabio encendido me pintó hasta el corazón.

Es a través de la música salsa, desde donde muchos construyen la subjetividad erótica: Quiero hacerte el amor y no me dejas; un amante como yo nunca vas a conseguir; me gustas me apeteces me provocas, me gusta mucho que me beses en la boca, que dejes tu sabor muy dentro de mi…me gusta ver tu piel desnuda y tus caderas al andar…me gusta cuando me seduces y cuando te rindes a mi, entregándote sin condiciones sin pedirme nada para ti…me gusta que me pierdas el respeto y te vuelvas salvaje como yo…(Andy Montañez ); Quisiera ser un pez para tocar mi nariz en tu pecera, y hacer burbujas de amor por donde quiera… pasar la noche en vela pensando en ti… vaciar esta locura mojado en ti…(José Luis Guerra); Ahora vamos a hacerlo tu y yo cuerpo a cuerpo sin enamorarnos; una aventura es más bonita si no miramos el tiempo en el reloj / una aventura es mas bonita si hacemos creer a los demás que no hay amor / una aventura es más bonita cuando olvidamos que hace rato pero mucho rato amaneció /reventamos estamos que reventamos cada vez que de frente nos miramos y los pies bajo la mesa nos tocamos y un beso robado queda siempre como adiós / coro: que bello es quererse así y no saber si habrá segunda vez… (Grupo Niche)

¿Y dónde queda la poesía, la utopía que heredó el mundo adulto? ¿Y el reencantamiento del mundo? ¿Porqué para tantos jóvenes y jovencitas de hoy, tan solo queda el paso al vacío, el fin fatal? ¿Será este vaciamiento, esta falta de sustancia la liviandad que la posmodernidad reclama?

Por otro lado, si estos son algunos de sus consumos culturales a través de los cuales circulan los imaginarios mencionados, debemos establecer: ¿qué proyecto de vida están construyendo los jóvenes? ¿Han recuperado sus historias culturales, conocen su devenir para andar con seguridad en este presente continuo en donde el futuro no será sino que está siendo? ¿Cómo estos jóvenes interpelan al mundo adulto? ¿Con mordacidad, con ironía, con indiferencia, con un mal disimulado hastío? ¿Es esta la relación que construyen con sus padres y maestros?

Para responder estas preguntas, debemos partir por conocerlos. Y re-conocerlos. Saber de qué manera se edifican las subjetividades contemporáneas, cómo se arman sus imaginarios, sus universos simbólicos. En torno a ello, Martín Hopenhayn ha planteado que "las identidades se entremezclan en una danza mundial de símbolos mutantes y de rápida obsolescencia en las pantallas de la televisión. La globalización de mercados y comunicaciones induce una permeabilidad creciente y una porosidad de los imaginarios que nadie es capaz de racionalizar." ¿Estamos en capacidad, desde la academia, de reconocer esta porosidad mutante, para ejercer desde allí procesos investigativos comprensivos y propositivos?

En cuanto a la subjetividad en y desde las redes digitales, debemos adelantar un trabajo que pase por indagar por las narrativas construidas por jóvenes en Internet y acceder a los sujetos que interactúan en la red, pero desde el mundo real.

Individualismo, acción colectiva, sociabilidad, tribalismo, simulación: ¿Cómo es realmente el proceso de constitución de las subjetividades juveniles en la cultura digital? Esa sería una buena pregunta de investigación.

Arlovich Correa Manchola