9/08/2009

Muchachos y guitarras

Hace algunos años leí este poema que perdí en mi errancia. Años más tarde lo encuentro en la web, luego de buscarlo en varias ocasiones (punto a favor de Google Books, en medio del debate...). Es un poema de Pablo Armando Fernández, que me recuerda mis caminatas nocturnas detrás de la brisa neivana. Hoy pienso en quienes caminaron conmigo y también en quienes van para adelante en medio de la tormenta. Pienso en Los Convergentes de Hiperbarrio que acaban de recibir premio como mejor Comunidad Digital.


Y por supuesto, pienso en ese muchacho que es Alvaro Ramírez, y me alegro de pensarlo con éste poema:

Muchachos y Guitarras

ESOS muchachos que andan por la calle
con sus guitarras,
Esos muchachos insolentes
que entran en cada casa
como animales locos
golpeando a diestra y siniestra
con sus voces
el mundo.
Parecen ángeles salvajes,
naipes que auguran el nuevo amor, la vida.
Esos muchachos pintarrajeados,
soles de agosto, hondas
de David contra el pecho decrépito del mundo.
Violentos, dolorosos, insolentes,
como el golpe que pegan en las caras
de los burócratas, de los desamorados.
Esos muchachos cambian el destino
del aire hueco y la ciudad que encona. 
 

6/06/2009

Escúchalos

ESCUCHALOS, ORAN Y LLORAN

Luis Alfonso Argüello Guzmán

In memorian Eddy

En las horas de sueño nocturno, tu recuerdo es presencia lacerante.

Es más fuerte la imagen al caer la noche, con la brisa

Se oye correr el agua de la acequia tranquila, con gatos en las tejas

Es poderoso en la conciencia el cortejo de recuerdos

Bajo las ramas del ceibo sobre el zinc, con la brisa

El silencio tembloroso ondula a la par del ceibo

Tu espíritu inició un viaje con la brisa entre los guaduales

Y aunque dolidos, nos consuela tu rumbo

¡Tan solo se queda un difunto!

Pero ¿Dónde?

¿En que tierra lejana se halla tu cuerpo?

¿Qué espíritu chocante desmoronó tu sonrisa iluminada?

¿Quién te dará de beber?

¿Quién te peinará?

Sí, ¿quién?

Penosa en la madrugada es la brisa en el zinc,

El llanto de papá y mamá, sin alboroto en la almohada

La respiración cortada con una hoz

La oración como mordida de la vigilia a las palabras

Escúchalos, oran y lloran.

Con la madrugada vuelve el cortejo de sollozos

En la habitación de al lado lágrimas encharcan la oscuridad,

Como testigo la almohada de los nervios en el alma

Llanto como ayuno para el dolor,

Llanto silencioso como prueba de fe

Llanto de padres dolidos.

Escúchalos, oran y lloran.

Con la madrugada vuelve el cortejo de sollozos

Lloran por una hija cariñosa que ha muerto

Oran por una madre impecable muerta un domingo de resurrección

Lloran por una señora inmaculada, manchada de muerte

Oran por una esposa muerta sin un adiós hablado…

Un domingo de abril bajaste de la cruz, el día que resucitó Cristo

Un domingo de resurrección duro para el alma de papá y mamá.

Un domingo de abril agrio para estrechar el cariño en familia.

Escúchalos, oran y lloran.

Oran y lloran por tu sonrisa iluminada

Oran y lloran por tus ojos de infinito verde azulado

Oran y lloran por el rostro de ángel derrotado en la enfermedad.

Escúchalos, oran y lloran.

Con la madrugada vuelve el cortejo de sollozos.

Con el amanecer de oraciones.


Neiva, 12 de Mayo de 2009

5/25/2009

En clave Jázara

Hermosa, hace unos dias lei de una secta antigua de cazadores de sueños. lo lei en un libro de un autor polaco. el libro, el diccionario jazaro, el autor, milorad pavic. en la historia, el último rey jázaro tiene un sueño y busca quién se lo descifre, la novela discurre por miles de avatares ingeniosos, pero lo que me importa es lo referente a los cazadores de sueños, quienes reaparecen en otra novela del mismo autor.

Ellos tienen la posibilidad de entrar en tu sueño y atraparlo, visitarte de distintas maneras, convertir tu sueño en el sueño propio e intercambiarlo. sabiendo esto, he buscado por muchos paises a quienes guardan la tradición y el secreto de este antiguo y olvidado oficio. y en esta búsqueda incesante, di hace mas o menos mes y 20 dias, con una hermosa princesa que al parecer es heredera de la extinguida tradición. el caso es que la princesa se me apareció una noche de abril con el rostro semicubierto, pero en sus ojos se veía el fulgor de algo misterioso y secreto. tardé varios días en descifrar el enigma de su mirada, hasta que descubrí que el brillo de sus ojos respondía al latido de su corazón y que ese latido se acompazaba rápidamente con el mío. al principio tuve dudas de la autenticidad del mensaje de su mirada embriagadora y temí un hechizo olvidado, de remotas tradiciones, entonces, puse a prueba mi coraje y me lancé valientemente en sus brazos, con el riesgo de pasar un mal rato. pero como verás, y aunque mi historia es confusa y se pierde en detalles irrelevantes, lo que sucedió me tiene hoy escribiendo este correo que me fue sugerido en un sueño, seguramente soñado por la susodicha princesa.

Pero el motivo real de mi mensaje era decirte que ahora yo sueño los sueños de ella y ella los míos y que al parecer estamos soñando el mismo hechizo y que el alimento del sueño es el amor que confundí un día con simple brillo en la mirada, y que ambos al parecer somos de la misma secta soñadora y que pronto seremos un solo sueño hecho realidad. el sueño del amor.

3/09/2009

Brindis

Por la sonrisa de mis hijos, por supuesto. Por las nebulosas en que vive mi madre. Por los mejores perros que acompañaron de cacería a mi padre. Por mi padre y sus recuerdos de cazador. Por el amor que alguna vez me tuvo Yolima. Por el amor que construimos y que se llevó una tarde el hastío. Por el hastío.

Por un atardecer de primavera en el malecón del Mar del Plata. Por la compañía de Beatriz y los suyos por los caminos de Alfonsina Storni. Por Alfonsina Storni y sus caracolas marinas.

Por Rachel y Cachita y su agua tibia en la Habana. Por ese malecón sitiado por las olas. Por los estudiantes en bicicleta en La Plata. Por los viejos anarquistas refugiados en La Pampa. Por una casa de campo cerca a la Laguna de Pedro Palo y a las nubes de Cundinamarca. Por las aguas insondables de sus montañas.

Por Diego y su Roberto Bolaños y su lobato. Por los años que ya viví y ellos no.

Por la complicidad innombrable. Por las calles que recorrimos. Por un amanecer en Bogotá. Por todos los amaneceres en Bogotá. Por una noche sin madrugada. Por la noche que no termina.

Por el exilio, ese dinosaurio que devora a los mejores amigos. Por Mónica que derrotó la muerte. Por María Pi, que también da la pelea. Por Jacky Brown, ese personaje de Triller que se convirtió en mi ángel de la guarda. Por mis cómplices, que brindan esta medianoche conmigo. Por la escandalosa risa de jairo. Por la risa.

Por este vino rojo que me asoma a la noche. Por la incertidumbre de los años.

Por la incertidumbre.

Por los años.

1/14/2009

Israel invade Gaza

A Palestinain Child Crying His Mother While Dying








Imágenes tomadas de Aquí, ante oportuno posteo de Mazo.

Israel: un estado asesino y destructor

Este es el título de un artículo que ha causado polémica en el famoso blog español (alt1040), especializado en tecnología. Visítenlo y participen en el debate. Israel no va por Hamás, va por el territorio palestino, dice el autor.

A las puertas del infierno (Robert Fisk)

Aquí va un ejemplo de periodismo serio, para entender la matanza en La Franja de Gaza. (Tomado de aquí)

A las puertas del infierno, otra vez
Por Robert Fisk *

Líderes occidentales avalan la idea de que Israel se cuida mucho de evitar víctimas cuando emprende una ofensiva militar. En doce días de operación, la cifra de muertos asciende a 760. Después Occidente se pregunta “¿por qué nos odian?”.

Una vez más, Israel abrió las puertas del infierno para los palestinos. Cuarenta refugiados civiles muertos en una escuela de Naciones Unidas, otros tres en otro plantel de este tipo. No está mal para una noche más de trabajo en Gaza a cargo del ejército israelí, que cree en la “pureza de las armas”. ¿Debería sorprendernos?

Ya se nos olvidaron los 17.500 muertos –casi todos civiles, la mayoría mujeres y niños– durante la invasión de Israel a Líbano, en 1982; los 1700 palestinos muertos durante la matanza de Sabra y Chatila; la masacre de Qanaen en que murieron 106 civiles libaneses refugiados, más de la mitad de ellos niños, en una base de la ONU; la matanza de los refugiados de Marwahin, a quienes Israel ordenó salir de sus casas en 2006 para luego ser asesinados por helicópteros israelíes; los mil muertos en el mismo bombardeo del mismo año y en la invasión a Líbano, y lo mismo, casi todos civiles.

Lo que es sorprendente de los líderes occidentales, tanto presidentes como primeros ministros y, me temo, directores de medios y periodistas, es que se han tragado la vieja mentira de que Israel se cuida mucho de evitar víctimas civiles. “Israel hace todo el esfuerzo posible para evitar afectar a civiles”, aseguró de nuevo otro embajador israelí horas antes de la matanza en Gaza.

Y cada presidente y primer ministro que ha repetido esta mendacidad como excusa para no exigir un cese del fuego tiene en las manos la sangre de la carnicería de anoche. Si George W. Bush hubiera tenido el valor de exigir un cese del fuego hace 48 horas, todos esos ancianos, mujeres y niños, esos 40 civiles, estarían vivos.

Lo que ocurrió no sólo es una vergüenza: fue una desgracia. ¿Sería exagerado llamarlo crimen de guerra? Porque así es como llamaríamos a esta atrocidad si Hamas la hubiera cometido. Por lo tanto, me temo, estamos ante un crimen de guerra.

Después de cubrir tantos asesinatos masivos a manos de ejércitos de Medio Oriente –por soldados sirios, iraquíes, iraníes e israelíes–, supongo que debería yo reaccionar con cinismo. Pero Israel proclama que está combatiendo en la guerra “internacional contra el terror”. Los israelíes aseguran luchar en Gaza por nosotros, por nuestros ideales occidentales, por nuestra seguridad y para salvarnos, de acuerdo con nuestras normas. Y así somos cómplices de las salvajadas que se cometen en Gaza.

Ya he reportado las excusas que en el pasado ha dado el ejército israelí por estos atropellos. Como está claro que serán recalentadas en las próximas horas, aquí les obsequio algunas: los palestinos mataron a sus propios refugiados, los palestinos desenterraron cuerpos de los cementerios y los plantaron en las ruinas. Y al final de cuentas, los palestinos tienen la culpa por haber apoyado a una facción armada, y además porque los palestinos armados deliberadamente utilizan a refugiados inocentes como escudos humanos.

Cuando la derechista Falange libanesa, aliada de Israel, perpetró la matanza de Sabra y Chatila, los soldados israelíes se quedaron ahí, observándolos durante 48 horas, sin hacer nada, y esto fue revelado por una investigación a cargo de una comisión israelí.

Posteriormente, cuando Israel fue acusado de esa matanza, el gobierno de Menachem Begin acusó al mundo de calumniar con sangre a su país. Después de que la artillería israelí disparó bombas contra una base de la ONU en Qana, en 1996, los israelíes afirmaron que hombres armados de Hezbolá también se refugiaban en dicha base. Era mentira. Los más de mil muertos en 2006 en una guerra que comenzó cuando Hezbolá capturó a dos soldados israelíes en la frontera simplemente se achacaron a Hezbolá.

Israel aseguró que los cuerpos de niños asesinados en la segunda matanza de Qana fueron tomados de un cementerio. Esa fue otra mentira.

Nunca hubo excusas para la masacre en Marwahin. Se ordenó a los pobladores de la aldea que huyeran y ellos obedecieron sólo para ser atacados por barcos artillados israelíes. Los refugiados tomaron a sus niños y los colocaron en torno de los camiones en que viajaban, para que los pilotos israelíes pudieran ver que eran inocentes. Fue entonces cuando los helicópteros israelíes les dispararon a corta distancia. Sobrevivieron sólo dos personas, haciéndose pasar por muertos. Israel ni siquiera ofreció disculpas por este episodio.

Doce años antes, otro helicóptero israelí atacó una ambulancia que llevaba civiles de una aldea a otra –de nuevo obedeciendo órdenes de Israel– y mató a tres niños y dos mujeres. Los israelíes aseguraron que había un combatiente de Hezbolá en la ambulancia. Era mentira. Yo cubrí todas estas atrocidades, investigué, hablé con sobrevivientes. Lo mismo hicieron varios colegas. Nuestro destino, desde luego, fue enfrentar la más vil de las calumnias: se nos acusó de antisemitas.

Y escribo lo siguiente sin la menor duda: escucharemos de nuevo estas escandalosas fabricaciones. Nos repetirán la mentira de que Hamas tiene la culpa. Dios sabe que éste es culpable de suficientes cosas sin tener que añadir este crimen. Probablemente nos salgan también con la mentira de “los cuerpos sacados del cementerio”, y seguramente también escucharemos de nuevo la mentira de que “Hamas estaba dentro de la escuela de la ONU”. Y definitivamente, nos dirán de nuevo la mentira del antisemitismo. Y nuestros líderes soplarán y resoplarán y le recordarán al mundo que fue Hamas el que rompió el cese del fuego.

Sólo que no fue así. Israel lo rompió primero, el 4 de noviembre, cuando dio muerte a seis palestinos durante un bombardeo a Gaza, y de nuevo el 17 de noviembre, al matar con otro bombardeo a cuatro palestinos más.

Sí, los israelíes merecen seguridad. Veinte israelíes muertos en los alrededores de Gaza en 10 años es, desde luego, una cifra horrible. Pero 760 palestinos muertos en diez días y miles de muertos desde 1948, a partir de cuando la matanza israelí de Deir Yassin impulsó el éxodo palestino de esa parte de Palestina que se convertiría en Israel, es una escala totalmente distinta.

Esto recuerda, no lo que sería el normal derramamiento de sangre en Medio Oriente, sino una atrocidad del nivel de la guerra de los Balcanes en los años ’90.

Desde luego, cuando un árabe se levante y con furia sin freno arroje hacia Occidente su ira incendiaria y ciega, diremos que eso nada tiene que ver con nosotros. “¿Pero por qué nos odian?”, nos preguntaremos. No vayamos a decir que no sabemos la respuesta.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.